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jueves, julio 09, 2009

Vancuba: Un mundo raro

 

 

Llegar a vancouver es muy extraño: por un lado, pensé que la ciudad sería más impresionante.  Rascacielos gigantes que me dejaran boquiabierta, centros comerciales que me recordaran mi pequeñez en medio del universo.  Y no: lo poco que alcancé a conocer fue más que suficiente para encantarme.  Es una ciudad muy bonita.  Limpia, pero no en exceso.  Tranquila, pero con todos los lujos de las grandes ciudades.  Viajar en autobús (con sus respectivos pagos de 2.50 cnd) es algo tan relajante, tan raro pero tan bonito que no es difícil acostumbrarse: la gente cede sus lugares a los ancianos o embarazadas, en cada calle se anuncia en un tablerito luminoso el nombre de la calle que atravesará y sólo tienes que ponerte de pie, oprimir el botoncito y esperar a que una luz verde te marque el momento en que puedes bajar.  Nada de sudor, nada de gritos de: en la parada por favor…!!!  Aunque a veces si llega a ser aburrida tanta formalidad.

Me gustó el hecho de que ahorita son poco más de las 10 de la noche (12 am en México) y aquí, aunque el sol hace más de 2 horas que se escondió, sigue sin anochecer por completo.  Es como si fueran las 6 y media todavía.  Y el silencio.  Las calles son muy tranquilas… (comparadas con las del D.F. todas las calles del mundo son tranquilíiiiiisimas, eso si) Me dió mucha risa porque el taxista que nos trajo al Hostal donde nos quedamos nos contó que se le hacía una ciudad muy ruidosa, y que había mucho tráfico… Como con 15 carros en ambos carriles en una avenida (sepa dios cuál, acabábamos de llegar y andábamos perdidísimos) eso era el paraíso.

Luego de recibir uno que otro regaño de parte del chofer del taxi por querer meternos a un hotel inseguro en Hastings East, y de que hiciera una llamada desde su celular, nos llevó al Hostal Vancouver, cerca del Jericho Park.  Es un lugar muy tranquilo.  Para llegar ahí desde el centro, sólo buscas la 4th Ave y esperas el camión que lleve a UBC (University of British Columbia) Al llegar a la calle 410 o algo por el estilo (viendo los anuncios del Jericho Park se darán cuenta que están ahí) piden su parada, y al bajar, hacia su derecha habrá una callecita que baja formando una curva hacia la derecha, por un lado algunas casitas muy típicas, y del lado derecho, un bosquecito de pinos y árboles de maple.  Caminan un poco más siempre siguiendo el caminito de pinos, y al llegar a una que parece iglesia, pero que es una Galería de Arte o algo así, siguen en línea recta.  Al fondo, frente a un campo de fútbol verán el Vancouver Hostal.

Por 30 dólares canadienses la noche, pueden tener una cama o litera pequeña en cuartos ya sea mixtos, privados, o sólo para hombres o mujeres.  Son bastante seguros, y atienden la recepción varios chavos muy amables, y que siempre sonriendo, contestan atentamente a tus preguntas y te explican las veces que necesites las direcciones, los autobuses que debas tomar, etc.  Hay un restaurante que sirve hasta las 6:30 pm, una cafetería que cierra a las 11pm, una cocina donde puedes preparar tu comida si no quieres gastar, servicio de internet inalámbrico gratuito, y si no traes compu, un pequeño ‘ciber’ á un lado de la recepción, donde la media hora te cuesta 1.50 cnd y el paquete de 6 horas, 5 cnd.  También tienen teléfonos a la entrada de la recepción, donde puedes hacer llamadas con monedas, y un teléfono donde puedes recibir llamadas de tu familia.

Salimos del Hostal rumbo al centro, y luego de dar muchas vueltas en una pequeña zona buscando una cámara barata para mi, decidimos buscar dónde comer.  Fuimos a parar a un pequeño restaurant de comida china que está frente a un 7 eleven, y que como mayor referencia, queda sobre la misma calle de una tienda de cupcakes que parecen de juguete, y que por cierto, estaban deliciosos.  Yo pedí el Koo koo, un panquecito con queso crema batido y coco rallado, y Yuli pidió el Mint no sé qué.  Un pastelillo con topping verde y pan de chocolate.  Seguimos dando vueltas otro par de horas, y decidimos entrar a una librería.  Yo me conseguí un diccionario de frases útiles de Thai por 8 cnd, y un libro de Narnia (edición especial de The Lion, the Witch and the Wardrobe), por 5 cnd.

Yuli cumplió su deseo de salir con un libro de 1 dólar, yo salí con deseos de llevar más dinero para comprarme el libro de Narnia que traía los 7 en uno, y costaba 28 cnd.  No lo compré porque pensé que a mi amigo Amancio no le gustaría.  Espero no haberme equivocado…

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